Imagina esto: una tabla de surf hecha con miles de colillas recogidas de playas. No de adorno. Una tabla real. Funcional. Que viaja por las mejores olas de Europa llevando un mensaje claro: cada pequeño gesto importa.
Eso es Surfing With Me, un proyecto precioso —y muy necesario— de Moving the Planet, producido por Kikazaru, y que nace desde las olas de Tenerife con un propósito claro: transformar la basura en conciencia… y la conciencia, en acción.
No estamos hablando solo de limpiar playas (que ya es muchísimo). Aquí se trata de despertar algo dentro, de construir comunidad y de devolverle al mar un poquito de todo lo que nos da.
Más allá de la Ola
Surfing With Me arranca como un movimiento que une surf, arte, reciclaje y activismo. Un viaje que empezó con aliados potentes como @turismotenerife_, la surfista @lauracoviella y los cracks de @yanessurfboards, quienes han logrado algo increíble: convertir colillas en tablas de surf que sí, se pueden usar.
Y no hablamos de una, no. Hablamos de una tabla geolocaliza
da, equipada con GPS, que puedes seguir en tiempo real mientras surfea playas de todo el continente. Una tabla única, nacida de 5.600 colillas recicladas, que ahora cabalga las olas con un propósito.
Del Atlántico a los Alpes…
¿A dónde va esta tabla mágica? A lugares míticos del surf europeo, pero también a rincones sorprendentes:
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Tenerife: La Caleta del Interián, Playa del Socorro, Las Palmeras, Punta del Hidalgo.
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Portugal: Nazaré y Peniche (¡gigantes del surf!).
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País Vasco: Mundaka, cuna de izquierdas perfectas.
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Galicia: Playa Pantín, puro norte salvaje.
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Francia: Hossegor, la meca europea del tubo.
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Alemania: Múnich… sí, ¡surf urbano en el Eisbachwelle!
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Inglaterra: Cornwall y su mágica Praa Sands Beach.
Cada parada suma. Cada ola empuja este mensaje: si te mueves tú, se mueve el planeta.
La tabla que nos mueve a todos
La tabla “Moving” no solo es símbolo. Es acción. Es arte. Es compromiso. Y ahora, gracias al teaser del documental (¡no te lo pierdas!), podemos ver cómo todo esto cobra vida. Quiénes lo hacen posible. Por qué lo hacen. Cómo esa simple colilla que alguien tiró sin pensar, se convierte ahora en herramienta de cambio.
Esto va de comunidad. De respeto. De decirle al mar: aquí estamos, contigo.
Porque el planeta necesita más que palabras bonitas. Necesita manos. Necesita gente como tú. Que sienta que cada pequeña acción, por insignificante que parezca, cuenta.
Así que la próxima vez que vayas a la playa, a coger olas, a caminar o simplemente a respirar… mira a tu alrededor. Y piensa que ese pequeño gesto (tirar una colilla a la basura, recoger un plástico, hablar con alguien sobre esto) puede terminar cabalgando una ola en Portugal, Francia o Múnich.
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